Francisco nos convoca a ser protagonistas y solidarios de nuestra patria
Por JUANO TORREIRO
Hace apenas una semana Alberto Fernández asumió el compromiso de conducir el esfuerzo de todos para volver a poner al país de pie. La tarea será plural o no será. Por eso es importante rescatar, como construcción gestual de nuestra dirigencia política, la imagen que Fernández y Macri decidieron proyectar hacia la sociedad durante la Misa por la Patria, celebrada el 8 de diciembre, organizada por el Episcopado Argentino, donde nos propusieron la unidad como don y tarea.
Desde 1983 cuando salimos de la noche más oscura y dictatorial, hemos venido cuidando, consolidando y ratificando nuestro compromiso con la democracia, como el marco dentro del cual resolvemos las inevitables contradicciones que nos atraviesan. “La grieta” tal su enunciación como concepto propagandístico, es una malversación de esas contradicciones, ya que se describe recorriendo nuestro cuerpo y tejido social, por un territorio que en realidad permanece unido. No hay “La grieta” entre trabajadores, no la hay entre los sectores productivos, ni en la cultura, ni en la ciencia, ni en la juventud. Fue un instrumento creado y operado con astucia para sembrar la división allí donde, en términos históricos, debiera ser imposible.
Los argentinos estamos llamados a reconocernos recíprocamente y a restablecer nuestros vínculos profundos, fortalecer el tejido social. De esta manera le quitaremos eficacia al instrumento “La grieta”, y podremos dar cuenta de las reales contradicciones con las que hemos de lidiar en nuestra casa común, amparados en el estado de derecho.Sobre esto el Papa Francisco ha sido muy categórico y elocuente a la vez.
Enseñándonos que la economía debe estar organizada con el ser humano en el centro, no como mero sujeto de consumo, sino como la medida de un orden material que permita el despliegue de una existencia digna, plena y sustentable, en una relación respetuosa de la naturaleza. Con el mismo énfasis Francisco ha señalado a las políticas neoliberales, y a sus enunciados falaces como la teoría del derrame o la mano invisible del mercado, como las causantes de las llagas sociales y económicas que hoy padece la humanidad.
A si también el presidente Alberto Fernández ha dicho en su discurso a la Asamblea Legislativa del 10 de Diciembre, que entre las urgencias de gestión que impone la coyuntura, prevalecerán las necesidades de los más vulnerados. Es legítimo pensar que esta reorientación de prioridades interpreta adecuadamente la exhortación del Papa en sus cartas pastorales y en su Enciclica Laudato SI, a empezar por los más pobres, los descartados de la sociedad.
La tarea de hacer puentes de unidad, a la que todos estamos llamados, no significa hacernos los distraídos ante las diferencias, sino que supone asumirlas eludiendo la trampa engañosa de “La grieta”.
De esta manera realmente vamos a tener la oportunidad de superar nuestras verdaderas contradicciones. El gesto que la dirigencia política hizo en Luján no solo para dirigentes, es para todos y todas, y se transformará en compromiso si respondemos a la incansable interpelación de Francisco en «Evangelii Gaudium: «La unidad prevalece sobre el conflicto, el tiempo es superior al espacio, la realidad es más importante que la idea y el todo es superior a la parte».
La Argentina nos necesita, Seamos protagonistas de la ética de la solidaridad con más fuerza que nunca. La urgencia de los excluídos no puede esperar más.
Hay que ponerse la Patria al hombro.
Juano Torreiro
Profesor de Cs. Sagradas y filosofía. Dirigente de Acción Católica Argentina. Escritor del Libro «Sean Protagonistas» una lectura Geopolítica social fe Francisco. Militante de la agrupación Tres Banderas.