Entre el pacto de la Moncloa Argento y un esbozo de Transversabilidad Gubernamental
Por Alejandro Agüero
Alberto Fernández fue el ingeniero de la transversabilidad en tiempos del kirchnerismo, el Coronavirus interpela su liderazgo presidencial y lo obliga ahora a solidificar una nueva conjunción no de tipo electoral sino de sustrato institucional para garantizar la gobernanza en tiempos de crisis internacional.
El Covid-19 trajo un rareza al sistema político argentino. Por primera vez existen estímulos para la coordinación y el juego de suma 0 queda solapado en nuestro hiperpresidencialismo. Difícil de pensar semanas atrás, pero Nación, provincia de Buenos Aires y Capital Federal encuentran un entrelazamiento nunca alcanzado desde la vuelta de la democracia a la fecha.
Sin excesos y con un relato institucional que prioriza la racionalidad, Alberto Fernández, Axel Kicillof y Rodríguez Larreta navegan en una misma embarcación que incorporó también a todo el arco político opositor con responsabilidades institucionales.
Cómo va a salir nuestro país de la crisis es imposible proyectar, no obstante podemos decir que esta vez el mundo no se le cayó encima a la Argentina, sino que por el contrario el mismo mundo se evaporó en su conjunto.
Todo será distinto luego de la larga noche a la que nos lleva la pandemia del Coronavirus. Conceptos básicos como el libre mercado y el estado mínimo entraron en cuarentena por su ineficacia para marcar una hoja de ruta frente a una crisis internacional que no encuentra canales de articulación y que obliga a los estados a retraerse sobre sí mismo y fortalecerse frente a la debacle sanitaria y social.
La foto tan valorada en la opinión pública en momentos del anuncio del Aislamiento Social Obligatorio permitió evidenciar la cristalización del Partido del Orden, una nueva confluencia que muestra en acción a la necesaria unidad de todo el arco político interpelado por una crisis que los golpea a todos por igual.
Quizás, este Partido del orden que nació de una crisis pueda proyectarse más allá, otro enigma sobre el que trabajará Alberto Fernández. Tal vez, esa coalición pueda mantenerse abroquelada cuando vengan los tiempo del gran dilema nacional, que no es otro más que el insostenible endeudamiento externo.
Quizás haya llegado la hora de dar curso al tan mencionado pacto de la Moncloa argento. Fernández y Larreta deberían ser los primeros impulsores por distintas motivaciones. Y si el Jefe de gobierno de la Ciudad tendría una plataforma para correr a Macri de la centralidad política, el Presidente se haría de un notable instrumento para ganar musculatura en su pelea por domar la herencia recibida en un trabajo siempre conjunto con CFK que se proyecta en el tercer lado del triangulo del partido del orden con Axel Kicillof.
La grieta llevó a la política a un juego de extremos, finalmente la pandemia obligó a un juego de centro, donde gana el que coordina institucionalmente. La política es efímera, pero tal vez aquel reclamo irresuelto de la ciudadanía de terminar con la hiperpolarización logre un cause institucional a través de un nuevo ecosistema político que tenga en Alberto Fernández, Rodríguez Larreta y Axel Kicillof los actores protagónicos.