Pugilato Consular: otro escándalo que sacude a Kreckler
Otra vez el excéntrico diplomático Luis María Kreckler aparece envuelto en un nuevo escándalo. A las acusaciones de misoginia, abuso de autoridad y mal gasto de los fondos públicos, ahora se suman hechos de violencia dentro del consulado de San Pablo.
Otra vez el excéntrico diplomático Luis María Kreckler aparece envuelto en un nuevo escándalo. A las acusaciones de misoginia, abuso de autoridad y mal gasto de los fondos públicos, ahora se suman hechos de violencia dentro del consulado de San Pablo.
Luis María Kreckler, quien fue parte del listado de «funcionarios que no funcionan» antes de ser desplazado de la embajada de la República Popular China, vuelve a generar ruidos dentro de la Cancilleria que recuerdan la saga de traspiés en su corta gestión de 6 meses en China.
En la Casa Rosada no le perdonan a Kreckler sus exigencias excéntricas en un contexto de pandemia y crisis económica durante su estadía en China. Recuerdan su pedido de alquiler de un Pent house en una lujosa torre de la capital china con un costo de 15 mil dólares mensuales, su demanda de traslado de su moto de alta gama Harley Davidson desde Suiza, y todo esto mientras que la Argentina negociaba la compra de las vacunas chinas en pleno pico de la pandemia.
A punto de jubilarse luego de su salida de China, Daniel Scioli lo promovió para el cargo cónsul de San Pablo. Otra vez quedó en el foco del conflicto, ahora por una grotesca escena de pugilato.
Segun informan a este medio fuentes calificadas del consulado, Luis Maria Kreckler tomó a las “trompadas” a su antecesor en San Pablo, Carlos César García Baltar, para apurar la firma del traspaso y quedar habilitado a retomar el cobro de sus haberes en dólares.
“Lo insultó primero hasta terminar increpándolo físicamente varias veces” aseguró uno de los testigos del grotesco hecho, quien aseguró que tuvo que intervenir el propio personal del consulado para parar la pelea.
En la cancillería recuerdan el trago amargo de su anterior paso por Brasil cuando fuera embajador entre 2012 y 2015. En aquella ocasión, decidió no utilizar la residencia oficial para alquilar una lujosa mansión en uno de los barrios más exclusivos de Brasil, que le costó al estado nacional unos US$13.000 mensuales. Según publicó el propio diario Clarín, la lujosa mansión, que entre otras comodidades tiene una pileta semi olímpica, cine, un estacionamiento para 50 autos, un muelle para ocho botes grandes y una bodega subterránea para 4.000 botellas, fue utilizada anteriormente por el embajador de Emiratos Árabes en Brasil.
Ante este frondoso y escandaloso curriculum plagado de bochornos diplomáticos, queda una pregunta en el aire: ¿quién sostiene a Kreckler?.